Polillas que te arropan cuando descubres que no eres dios

El pasado domingo, en la final de la Eurocopa 2016 entre Portugal y Francia, Cristiano Ronaldo se lesionaba en el minuto 16 y tenía que abandonar el partido poco después. A mí, que particularmente la personalidad de Cristiano me parece de todo menos un ejemplo para los niños, hasta me enterneció verlo llorar cuando lo sacaron en camilla llorando como una magdalena. Hasta me cambié de equipo por un momento y pasé a ser de Portugal la Península. Ese momento polilla secándole las lágrimas fue muy Isabel Coixet.

Inocente de mí, pensaba yo que sus lágrimas eran por tener que dejar la competición justo en un momento tan importante, pero creo que me equivocaba. Yo sospecho que sus lágrimas eran una vez más, de prepotencia, creyéndose  el motor de Portugal, y pensando que sin él, su equipo perdería. Y estoy segura de que por su mente también pasó la idea de que pasaría si ganaban sin él...pero lo descartó enseguida...eso era imposible, "él si era imprescindible"
Pero la vida es así de simpática..y como una broma macabra...ganó Portugal y sin Cristiano.
Nadie es imprescindible, por lo menos tan imprescindible como para creerse un dios y vivir en la frustración continua.

Yo tengo un hijo, y hoy no le he dejado ganar en nuestra carrera diaria a la puerta del cole. Ha llorado mucho, pero ha aprendido que no siempre se gana, y lo que es más importante, que él no es el mejor...aunque para mí ... él si sea imprescindible.

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